18.7.08

Traidor por vocación y costumbre...




Julio Cesar Cleto Cobos TRAIDOR por vocación y costumbre


Existe un sustantivo que denota y connota todo lo negativo del espíritu humano. No tiene significado alguno, que pueda ser admisible para la conciencia y el honor de un hombre que se estime verdaderamente civilizado, decente y culto. Es la bajeza más deplorable de la existencia del hombre sobre el planeta. Es el sustantivo traidor. La T es de tahúr o tarado moral, la R de rata, la A es de anormal o ambicioso, la I de indigno o inicuo, la D dañino, la O de ofensivo y la R, otra vez, de rastrero como un ofidio.
Sin embargo, cuando repasamos la historia universal , vemos que traicionar es, sin duda, una de las más inicuas, perversas o bajas pasiones que, realmente, corrompen a la personalidad de los mortales. En el traidor, hay voluntad de dañar; hay premeditación, falsedad, alevosía y cuidadosos cálculos, hay buena cantidad de maldad, de depravación y de miseria espiritual. El traidor es un ser despreciable, mediocre y asesino de la amistad, la confianza y el amor. El traidor carece, en absoluto, de valores éticos. El traidor, es lacra social, vicio.La historia señala muchísimos casos de traiciones donde la actitud fundamental que desarrolla desarrollar el que prepara una traición, es la simulación. Es la gran cualidad del Tartufo de Moliere. Hay que ganar la amistad y la confianza plena, de la futura víctima. Expresa la autora Elisabeth Frenzel que "a diferencia del criminal, posee (el traidor) conscientemente la intención dolosa de hacer el mal; a diferencia del estafador no lleva su máscara por el placer del juego y mimetismo, sino con un fin perverso". Como vemos, este rufián social, generalmente, o mejor aún, siempre, aspira a dañar, pero por intereses de poder o económicos, pues como dice la misma autora citada, la traición generalmente se cotiza, y ven su acción con "un fin superior". Esa posición nefasta, perversa, es espontánea cuando se trata de un traidor en el sentido más amplio de la palabra, porque se busca un fin, un objetivo fundamentalmente egoísta, de manera que este personaje "se convierte automáticamente en contrincante de aquel a quien traiciona". Además, desde la antigüedad, la traición política es una deserción de la Res Pública y de su estructura democrática.Con estas características humana y de situación social, empiezan notables traiciones como las de Yogo contra Alejandro Magno, pero para nuestro mundo occidental, el prototipo de la traición sigue siendo la traición de Judas Iscariote, que es una especie de cuento o leyenda, más que una realidad para justificarla, después de exponerla, se estableció en la Edad Media que, Judas, que no tenía motivos para traicionar a Cristo, se hizo pagar la traición con treinta denarios, considerando como fuerza motriz la avaricia. Desde entonces, la historia registra múltiples traiciones, algunas leyendas como la de Gamelón en la Chanson de Roland, pasando por la de Bruto a Julio César, la de Narciso en el drama de Racine Britannicus, hasta la que se dieron durante las dos grandes Guerras Mundiales. La traición siempre ha sido, la más nefasta y deplorable actitud que pueda cometer un ser humano, especialmente cuando su acción afecta a millones de personas o a la salud política y la paz de los pueblos. Es la acción antiética por excelencia.
En la República Argentina hoy la genealogía de traidores suma un nuevo nombre Julio Cesar Cleto Cobos.

El Gorila mostró de donde viene.


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