25.3.09

DESAPARECIDOS

A fines de abril de 1977 aparece el primer grupo de reacción contra la desaparición forzada de personas. Se trató de un grupo de mujeres que comenzaron a reunirse espontáneamente en su búsqueda de una explicación sobre el destino de sus hijos detenidos y desaparecidos en circunstancias similares y de los cuales se carecía de noticias. Ante la insistencia y el número creciente de madres que se concentraban para reclamar frente a la Casa de Gobierno, la policía les prohibió permanecer reunidas obligándolas a fuerza de golpes a que "circulen". Entonces, las mujeres comenzaron a marchar alrededor de la pirámide de la Plaza de Mayo. Se dieron en llamar así, las "Madres de Plaza de Mayo" y constituyeron un elemento clave en la toma de conciencia de lo que estaba sucediendo en el país. Para identificarse entre ellas decidieron usar un pañuelo blanco, y luego de convocarse en diferentes días, optaron por los jueves como días fijos para sus reuniones. Poco a poco fueron creciendo en número y a pesar de la constante represión que sufrían en sus reclamos, su lucha se hizo cada vez más fuerte. Tanto fue así que un joven miembro de la Armada, el teniente Alfredo Astiz, se infiltró entre ellas bajo el nombre de Gustavo Niño, haciéndose pasar como familiar de un desaparecido. Gracias a la información obtenida por él, una de las fundadoras de la agrupación, Azucena Villaflor, fue secuestrada el 8 de diciembre de 1977 y nunca más se supo su paradero. Junto con ella desaparecieron otras catorce personas entre las que se encontraban las monjas francesas Alice Dumon y Léonie Duquet.
En el grupo de mujeres que se congregaban en la Plaza de Mayo había madres que además de buscar a sus hijos e hijas, buscaban también a sus nietos. Se hicieron llamar las "Abuelas de Plaza de Mayo". La desaparición de niños y bebés formó parte de una estrategia deliberada para detener la difusión de "ideas subversivas" en las futuras generaciones. El general Ramón Camps, jefe de la policía de la Provincia de Buenos Aires, explicó esta siniestra estrategia en una entrevista realizada en 1983: "Personalmente yo nunca maté a un niño; lo que hice fue entregar algunos a organizaciones de caridad para que pudieran ser dados a nuevos padres. Los padres subversivos educan a sus hijos para la subversión. Esto debe ser detenido". En muchos casos, cuando las detenidas estaban embarazadas, se las conservaba con vida hasta que dieran a luz, luego se les daba el "traslado" (término que significaba la pronta muerte) y se entregaba el recién nacido en adopción, a veces a familias de los propios militares, y otras a parejas que desconocían la procedencia del niño. Fueron denunciados más de 200 casos de bebés desaparecidos, y gracias a que las "Abuelas de Plaza de Mayo" han continuado su búsqueda incesante, se ha logrado dar con el paradero de muchos de aquellos niños.

No hay comentarios: